Estampa de Septiembre, Parte Final

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Septiembre es una lágrima floja que quiere despedirse de las pestañas,
un contoneo de fricciones que no conducen a ninguna parte,
es una amalgama de noches intercaladas por faros intermitentes…

Septiembre es un traje de casimir arrugado y sin bolsillos,
un espejo sucio,
es un pésimo ejemplo de temporada del año…

Todos los días de septiembre son una víspera,
todas las noches son un presagio…

La campana de la catedral no es la misma que escuchaba hace dos años…
ni las bocinas de los carros que transitan por la reforma…
ni los cuadernos de multas de los policías de tránsito…
ni los almacenes de la zona diez…
ni las séptimas avenidas…

La lluvia ya no sabe a lluvia,
su color ya no es negro, se le escapó la tinta…

Encontré un cesto lleno de flores y un ojo espiándome,
un pulpo y dos cócteles misteriosos…

La flor solitaria que era una externidad
se volvió la insignia de mis trivialidades…

Septiembre es un pozo ciego lleno de lombrices,
un pretexto para madrugar,
es un amuleto colgando del cuello de los tontos.