III
La noche es un tequila sin botella,
un astro se revuelve
y luego escupe grillos ebrios.
¿Y cuántos (nunca supe) suspiros le caben a una hora?
Ella,
la luna,
es la comadrona que sella los sortilegios
en cualquier frasco sin preguntar,
una mueca de asco se le refleja cuando cree que no la vemos,
parece que se cayó de cabeza,
le falta portar casco…
La noche es la pluma de un zopilote enorme y sin nido,
su aire es completo misterio de viajes en secreto.
Mil noches son un ala y un barrote de la jaula del calendario,
azote de las curias de verano,
se mece con los ciclones en extrapolares picoteos,
suenan los despertares del céntrico parloteo al interior de un aro
disfrazado de ecuador,
y plumas muertas en
quinientos pares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario