Pintaré tu retrato con mis versos,
de azul en tu mirar por un adiós,
de rojo en tu besar y hasta en tu voz,
de blanco el toque en nuestros universos,
de negro el precipicio en el que inmersos
nos vemos en la gris unión de dos,
de verde aquella espera en la que nos
perdemos con la luz de un cielo inverso…
Te pintaré un vestido purpurino
con adornos dorados por doquier,
te haré detalles de un brillar argento…
Mas tu sonrisa, encanto celestino,
no podré retratar pues ¿Cómo hacer
para captar de Dios un leve acento?
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