La Víspera, Parte II

Cosa increíble; Era ella, no había duda, su cabello con ese fuego de ocaso otoñal y ese aroma delicioso tan tierno, tan pasional, tan femenino… sus ojos, color olivo, color estival, mentira, eran color “sus ojos”, un color que no puede describirse, eran ojos hermosos, su boca diminuta, exquisita perfección de dientes parejitos detrás de un par de labios tan finamente dibujados, carnositos, tan expresivos, su naricilla ¿Qué artista puede hacer una cosa así?, su piel tan suave, como un durazno tierno, era como sonrosada, apetecía besarla donde fuese, por Dios ¡si hasta sus orejas eran hermosas!, no podía ser otra, como ella no podía haber otra…

-Hey, ¡hoy te encontré allá afuera!

-¿de verdad? ¡No lo puedo creer! ¿Sabes cuánto hace que no pasa una cosa así?

-¿Nunca?

-¡Exacto!, ja, ja, ja, mi amor, vamos a ser muy felices juntos, seguro allá afuera estoy tan enamorada de ti cómo acá adentro…

-Oye, creo que mejor me voy, no quiero llegar tarde…

-Claro, me alegro muchísimo, oye, cómprame flores ¿eh? o chocolates, tú sabes que de este lado no hay…

Pasa que cuando uno está dormido o casi despierto tiene esas ideas geniales que ya conciente no parecen tan geniales, aún así Denis compró las flores, luego ya conciente prefirió dejarlas en el carro…

-Hola Alba, buenos días

-Oye, de verdad que tienes esto hecho un desorden ¿eh?, será mejor que revises lo que te sirve y lo que no, échalo a la basura…

-¿Qué hago? Las cosas se acumulan ¿Sabes? A veces no da tiempo…

-A la próxima te traigo fósforos.

…Hielo…

…dos horas después:

-Hey, ¿Te gustan las flores?

Alba aspiró, contuvo la respiración, arrugó su hermosa naricilla y meneó la cabeza de un lado al otro

-¿los chocolates?

…misma mueca…

-mejor ni te pregunto si yo

Alba se limitó a darle la espalda y tirar una botella vacía de agua pura al bote de la basura fingiendo no haberlo escuchado…

…Hielo…

(continuará...)