-Me mudo contigo en la víspera
-¿De qué estás hablando?
-¿Cuál es la realidad pues? Yo creo que el sueño es allá afuera
-¿ah?
-¿No te das cuenta? Te amo tanto que me llevé tu imagen grabada en mi mente y te estampé en una cosa cualquiera allá del otro lado con la mala fortuna que fue en algo que no tiene ningún valor…
-Pero si yo te lo decía, esa de allá afuera que te hace sufrir no soy yo...
-¿Qué dijiste?
-Que esa de allá afuera…
-Esa es la cosa, ¿Porqué nos referimos al otro lado como “Allá Afuera”?
-Porque estamos acá adentro
-Y yo sabía que dirías eso ¿Porqué? Ni me respondas, porque tú eres una proyección de mí mismo, no, no hay cómo, este es el sueño y acá, sólo acá soy de verdad feliz, contigo, conmigo mismo…
-Quiero salir de acá entonces y mudarme contigo allá afuera en la víspera, me oíste bien, dije “Allá Afuera” Afuera de esta hermosa realidad si tu lo quieres, de esté fantástico universo al que tu llamas sueño pero yo llamo vida, si este es un sueño tuyo entonces golpéame fuerte en el rostro, despierta, vuelve a dormir y cuándo me veas no tendré marca alguna, a que no sabías que diría eso
-No, tú sabes que no soy así de listo, pero también sabes que no te voy a golpear…
-Defiéndete entonces…
Por la mañana Denis despertó con un ojo morado
-Pues fijo me mudo en la víspera
En cada cita, después del Becerro 348, Denis la encontraba ocupada, redecorando la casa que tenían allí, salían y planificaban lo que harían cuando el se mudara, caminaban por la playa, no podían esperar, sonaba la alarma y la encontraba muy contenta hablando de los preparativos para la boda, concertando citas, arreglando lo del vestido, el maquillaje, el lugar, todo tenía que ser perfecto, todo estaba por ser perfecto…
Llegó el día, la tan esperada víspera, Alba estaba tan feliz, de hecho se iba a ir temprano del trabajo, ya había pedido permiso, con una sonrisa en el rostro le dijo a Denis:
-Estarás ahí mañana ¿Verdad?
-Como que tu estarás ahí que mañana veré a la novia mas linda del mundo…
Ya estaba todo listo, ella le había hecho las maletas, iban a viajar en tren otra vez, talvez a los Montes Urales, en el camino lo decidirían, el paisaje era bellísimo, las nubes al fondo matizaban aquel ocaso y lo volvían irrepetible, transfigurable, se escuchaba el rumor de las olas pues estaban tan cerca de la playa, el sol era rojísimo y se reflejaba de una manera tan deliciosa en los ojos entrecerrados de ella que lo esperaba pacientemente, mientras tanto, afuera, la puerta del dormitorio de Denis estaba cerrada y las rendijas selladas, le había costado trabajo arrastrar el tanque de gas desde la cocina, abrió la válvula, llevaba ratos acostado…
-346 becerros… 347 becerros… 348…
Y empezó a escuchar el rumor de las olas…
FIN
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