Te sepulto con mil letras que hábilmente saben escabullirse de entre mis dedos
Y con las palabras que forman del caos una obra,
te haré inmortal en mi alma.
Haré con papel una lámpara que me guíe,
Haré con tinta, un angosto sendero que a ti me conduzca,
Haré con tu aliento un carruaje que me transporte
Y tu corazón será mi destino,
En mitad del mar en que mis sueños se convirtieron,
La barca de mi amor casi sucumbe a las tormentas,
Al viento, a la inclemencia, al torbellino de tu indiferencia,
Y si el mástil de mi nave se yergue aún, yo navego…
Llegué al desierto de tu ausencia,
Donde el alimento de tu mirada me hizo falta
Y deshidratado de tus besos, en la nada espejismos vi
Y sentí tu piel y tu calor aunque ya no existías más…
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