Perdida en un islote que sin playa
se oculta en un grotesco continente,
se encuentra con la pluma remitente
mi sombra en un remedo de batalla…
palabras de una boca que no calla,
catarsis de un sindrómico incipiente
que busca entre las huellas de la gente
la aurora que por veces también falla.
Sujetas en tus manos mi amuleto
de voces claveteadas a un dintel,
que guarda nuestros dichos en secreto…
es solamente el trazo de un pincel
que nada habrá cambiado en el concreto
residuo de mi amor sobre tu piel.
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