Impacta la luz del día
con tu gala en mi escalera,
escucho la voz primera
que me llena de alegría,
me corre una gota fría
sin saber por qué razón,
no entiendo la situación,
mi rostro protejo, instinto,
me surge una duda y pinto
con ella mi corazón.
Intento salir al paso
de una mueca disfrazada,
divago y encuentro un hada
con alas color balazo,
la tarde dibuja un trazo
de ilusión en la avenida,
la luz se va confundida
por estrechos laberintos,
mis pasos son los instintos
que me mantienen con vida.
El túnel se vuelve estrecho,
la calle se me hace chica,
la luz finada me indica
que ya no queda más trecho.
no caben golpes de pecho
donde una afición se mueve,
el aire apenas se atreve
a jugar al lado mío
mientras sigue el desvarío,
la emoción y un llanto leve.
Y sigo esperando por
levantarte de mañana,
la cúpula soberana
nos contempla en el sopor,
marchita se cae la flor
mientras que tu paso suena,
el eco que te encadena,
la sombra que me seduce
y nadie que te recuse
del calor o de la pena.
Con tu gala en mi escalera,
con tus pasos por mi puente,
me empieza a sudar la frente,
me consumes, dulce fiera,
tu, tu porte de palmera
y el sol que te embriaga lento
me llevan al borde y siento
que todo es la nada misma,
la luz que muere en un prisma,
mi ser y mi pensamiento.
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