Te llevo en mí cual sombra no sabida
que nunca con la luz tuvo contacto,
cual místico amuleto que a mi tacto
de nada va vistiéndose en la huida
y miro que tu rostro es como herida
de fuego al ojo que te amó y al acto
de olvido no posible que en un pacto
se interna en lo obsesivo de la vida…
pero amarte no es igual a no verte,
y estar sin ti no es como al fin perderte
no puedo del verso quitar la llaga,
y un suspirar es vano pues no hay como
tomar el áureo espectro que en el plomo
se pierde como un haz que el sueño traga.
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