Y tú que le temías al terremoto,
a aquellas soledades junto a mi,
a tardes, a nostalgias, yo temí
al triste residual de un sueño roto…
Y tu que le temías al alboroto,
al “qué dirán” y al verme ya sin ti,
a aquella realidad que un día viví
temí negar con un ideal remoto…
No pude sostenerme a la esperanza,
el asa de mis penas ya cedió…
tuvimos que rendirnos sin remedio…
La noche en tus quiciales no me alcanza
para soltar la carga que me ató
la suerte del buscar y del asedio.
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