Ni que darle ni que decirle encuentro
Pues no hay cosa suficiente
Ni palabras adecuadas,
No hay gesto preciso
Que contenga en sí
Aquello que desde muy dentro
Mi corazón quisiera entregarle,
Mas no me di por vencido
Y de la noche tomé una estrella,
Un astro apenas, el más lejano,
Aquel que casi no brilla
Y me atreví a ponerle su nombre,
Para que en la negrura mas densa del alma
Pueda por siempre recordarla
Con la dicha de una vislumbre,
Un destello apenas que toque mi ojo,
Y que en ese instante de mi corazón brote
Un deseo hermoso y un voto sagrado
Por la dicha plena y la felicidad suya,
Cuya idea sola será por siempre
El regalo más bello que usted me haya dado.
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