No importa que los meses pasen lento
descolgando en cada intento de morir
llanto en mi aorta.
Vientre convulso que aborta luz de abril en mi ventana,
inmensa-mente campana que despedaza el calor,
fuera luces, por favor, que estoy preso.
La mañana no quiere retroceder,
el hilo del humo enlaza mi escaño con una taza,
la vista me empieza a arder.
El tiempo tarda, mujer,
¿Dónde estás?
¿Porqué regresas cuando ya no quiero?
Empiezas a volverte mi agonía.
Siento ya que el sol envía de otro destino las piezas
pero el viejo no lo olvido.
Murmullos del aire un nombre pronuncian,
que no me asombre que sea el tuyo,
descuido un ayer en el transido andamio de un hoy.
Me alegro cuando en tu cosmos integro algo.
Amnésicos felices, yo muero en tus ojos grises.
(la foto es en blanco y negro).
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