-No, no puede ser que yo te haya tratado así…
-Pues lo hiciste y luego me hiciste salir, no tienes idea de cuanto he sufrido por culpa tuya, hace rato por poco no vengo, ¿sabes porqué? Cuando te pones así conmigo me es realmente difícil lograrlo…
-¿De que te serviría ahora que yo te pidiera perdón? Lo he hecho tantas veces y me siento a la vez tan falsa pues soy yo y no soy yo… Yo te hago difícil el venir cuando me paso el día entero esperándote acá mismo, en tu misma oscuridad
-Por eso no me gusta contarte lo que me haces allá afuera, me parece inmoral, es como hablarte de alguien más
-Pues hagamos eso entonces
-¿Qué cosa?
-Piensa que soy otra, no digas que yo te lo hice, te lo hizo ella que no soy yo…
-¿De qué serviría? Eres tú de todos modos, son tus mismos ojos, tus mismas manos, tu cuerpo mismo, tu cabello, tu aroma, son tus labios… eres toda tú, tú misma… solo que… allá afuera, no entiendes…
-Por mi culpa han habido veces que estás conmigo no más que diez minutos antes que suene la alarma…
-Justo como ahora…
6:00 am, ni modo, había que ir al trabajo de nuevo y allá estaría ella, la externa, la real, no era fácil, ya estaba Denis acostumbrado a aguantarse todo lo que ella le hiciera, estaba idiotamente enloquecido, la conoció hace tanto, unos cinco años atrás mas o menos fue que la vio por primera vez, ella estaba sentada junto a una fuente, era una silla de playa y mientras el la veía ella le dijo que se acercara y comieron fruta de un bol de cristal los dos juntos, ella ponía trozos de piña en los labios de el, fue tan raro, la segunda vez fue en un cine, parecía que no se hubiesen visto antes pero ella se recostó en su pecho y se durmió alli, y luego se les hizo habito el encontrarse, noche tras noche luego que Denis apagara la luz y llegara al Becerro número 348, ella aparecía, más bien el aparecía donde ella estaba, así era siempre, ella ya estaba allí esperándolo fielmente, tras el rabo del Becerro ese…
Mil citas después, en el trabajo le anunciaron a Denis la llegada de una nueva compañera, cosa común y Denis ya estaba enterado de antemano, faltaban doce minutos para las cuatro de la tarde cuando ella entró en la oficina:
-Mucho gusto, Alba Alonso
Hasta entonces supo su nombre...
(Continuará)
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