Llanto azul de luna llena,
Canto de ave laminada
Que entre tarde y madrugada
Llena el aire con su pena.
Soledad en una escena,
Luz de fuego que del alma,
Se hace música que calma
Dolorosos sentimientos
Con el corazón que al viento
Lanza un grito que desarma.
Surge entonces cual consuelo,
En las alas del olvido,
Con el vino que ha bebido,
El juglar mirando al cielo
Tantas aves que en su vuelo
Nunca vuelven la mirada,
La canción desesperada,
Que con voz quebrada en llanto,
Se hace el alma de aquel canto
De entre tarde y madrugada.
Walter Gonzalez
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