Te hallé sentada junto a la puerta,
no me viste,
ya despierta estabas,
lo se pues he previsto la escena y se también
lo que no pasó antes y después,
mas lo que sí sucedió lo ignoro.
Se apaga la luz y el coro nocturno nos sigue.
Yo prefiero buscar tu cuello
para entender que dormido continúo,
todo ha sido un delirio,
muerto aquello que llamé dicha,
atropello mi camino sin saber adonde marchar
sin ser tan solo una huella más.
No digo lo que quizás me oíste decir ayer.
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