viernes, 3 de junio de 2011

I

Así fue el tráfago lento
de un amanecer helado,
siete gotas
y el estado de mi psicosis,

intento descubrir
que hay un momento
para cada situación,
lo siento bee,

sensación de una tarde no perdida,
no guardada,
ni vivida,
la angustia,
la sinrazón,
nada queda del encono,
ni del relente protervo,
de mayo a junio conservo
la semilla y el abono,
el grito fuerte
y el tono de algún marcar fallecido,

sabés que sigo perdido
buscando tu luz al alba,
detrás,
la montaña calva
y el fuego desconocido,

me duele tu voz,
me duele cada herida,
cada llanto,
cada lluvia,
cada espanto,
cada duda que me expele,

muero un poco
y si me duele ¿Qué me queda?

el aguacero de mis ojos corre,
espero que si la noche termina para siempre
en esta esquina
nunca olvidés que te quiero.

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