miércoles, 7 de abril de 2010

Elogio de un Cuerpo Ajeno, Parte V

Las orejas

Pabellones,
capta-sueños,
adivinos receptores
que detectan estertores disfrazados
en pequeños desvaríos.

Dos los dueños de mi voz,
dos los abrigos que no olvidan,
dos amigos de tu sola conveniencia;
con murmullos
la conciencia se hace nula
en tus testigos.

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