viernes, 23 de abril de 2010

Elogio de un Cerpo Ajeno, Parte XII

La piel

Una blanca superficie cubierta
con luz de luna
se vuelve
canela
en una tarde en que el sol
te acaricie.

Dos montes
y una planicie,
territorios invadidos por los besos
no pedidos,
son la clave en la conjura que en la eternidad
perdura:
Sensación de mil latidos.

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