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El nuevo contador ha tenido un cierto acercamiento desconfiado conmigo, le digo que no se preocupe, conmigo hay confianza, me habló de la excesiva facturación de la empresa de mensajería y por su propio bien le dije que lo pasara así y que no lo comentara con ninguno, que no se fiara de nadie, lo hago como una forma de serle leal a la memoria de mi amigo el escuirrel, este patojo parece buen elemento (ya hasta hablo como gerente, las personas no son personas, son elementos), si, Lopitos, un buen elemento, cuando yo suba tenelo por seguro que tu trabajo será debidamente recompensado, soy tu hermano, Lopitos, ya verás como te asciendo a jefe de departamento, ah, claro que sí, lo que no le dieron al escuirrel yo te lo voy a dar.
Un eructo y una carcajada, sí, este viejo pendejo sigue trabajando acá, bueno, sigue percibiendo salario de acá, me imagino que así era ese Alfred Cantamañanas, solo le falta decir “¡Veenga!”, pues que lo goce ahorita que no ha llegado mi día, ya me lo imagino, “ya soy viejo”, “tengo familia”, “¿Dónde voy a conseguir trabajo?”, es que ya lo quiero escuchar, y yo le responderé “¡Burp! Ja, ja, ja ¡Que me Importa! ¡Pendejo!”, ¡Ay! Dios mío, que rico es soñar.
Los miro a todos y los considero, ¿hay resultados o no hay?, empatía con el trabajador, a cada quien según su necesidad, conciencia social, eso es lo que se necesita, si señor, y yo tengo porque soy trabajador, igual que mi papá, igual que mi abuelito, paso por los escritorios de cada uno cuando voy al baño y los evalúo, a cuatro habría despedido hoy y a tres de mis cuates les habría dado aumento, a la secretaria de mercadeo me la hubiera llevado a cenar, digo, para eso soy el jefe ¿no?.
(continuará...)
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