miércoles, 23 de junio de 2010

Prisionera en París, Parte 4

Ausente

Estancias en que los ayeres
fueron campos primaverales,
fuego al astro y a los pinceles
que pintaron de luto los cielos con mis cantares.

Luz de luna en las noches viejas,
frío de sombra en los días marchados,
voces repartidas en cestas
de algodones sellados, de bálsamos, de contactos.

Viento, suplente de lo humano,
dame tu mano y seca ya
las marcas de mis ojos, llantos,
suspiros callados que en la tierra perecerán

Luna gris y su ausencia negra,
lágrima floja ya perdida,
manos vacías, yo sin ella,
caminos eternos que poco a poco me asesinan.

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