sábado, 6 de noviembre de 2010

La Prueba de mi Deceso

He deseado con toda el alma
vivir para siempre,
y si tu que sos piedra
morirás también
no tiene caso mi terquedad…

mis torpes huellas
en la arena
están condenadas a perecer
cuando suba la marea…

mis dulces años
de juventud
están dispuestos a decolorarse
o a teñirse de gris y azul…

y mi piel,
la que te sintió,
está pronta a podrirse
y nada lo evitará…

porque estoy vivo
y respiro

porque siento

oh, claro que siento

he ganado y he perdido tanto
que nada queda en el balance
de mis posibilidades
de mis ansiedades

¿Qué decirte?

de algo estoy seguro
y quiero convencerte

tarde o temprano seremos desterrados
de este sueño que nos empeñamos en llamar realidad,
nos van a sacar súbitamente
y cuando nos demos cuenta de lo que se siente no existir
y querramos poder llorar siquiera una vez más, mi amor,
cuando durmamos con los ojos abiertos
con la última fiebre
y una gota cayendo de la nariz a la eternidad
haga de la opacidad nuestro nuevo resplandor
y seamos cada vez más planos
más confundibles con el entorno,
cuando nos vayamos agrisando
hasta desaparecer
y veamos que la muerte
vino al fin
¿Qué haremos?

No hay comentarios: