miércoles, 1 de septiembre de 2010

-3-

Frío interno,
Calor externo
Soy una roca al lado del camino,
Y el viento que me toca se detiene,
La huella de una víbora difunta
Se queda como rastro ya olvidado.

El sol se marcha al fin de su jornada,
El rojo de la tarde lo despide,
Me quedo contemplando los faroles
Cegados por la noche y su negrura.

La joven polvareda de una llanta,
Efímera ilusión de algún viajero,
Se pierde sin dejar más que vacío,
Mañana vendrán otras, como ayer.

Ya nada importa de esta carretera
Tampoco del inmutable horizonte,
No hay astros,
No hay camino,
Yo no existo.

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