lunes, 2 de agosto de 2010

Último

VII
Estoy mimetizando un recital mezclado con instintos otoñales, los tiempos retratados en vitrales se me hacen de la historia su señal. El canto se hace gotas de cristal rodando del cabello verde musgo, en ámbito experimental sojuzgo la letra como bestia bien domada y un coro de mil aves en parvada se oculta entre el rumor de tarde. Juzgo que el cielo que me observa no es mi cielo, la tierra que me toca no es mi tierra, ni siquiera la atmósfera me encierra, todo esto me es prestado, incluso el velo de la noche y estrellas. El desvelo de repente sea lo único que es mío, pues todo lo demás, también el frío, los voy a devolver tras mi partir, lo único que llevo es mi sufrir, pues ya le di mis lágrimas al río…

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