viernes, 20 de agosto de 2010

MANIFIESTO SILENTISTA

Me han invitado a morir
-no quiero-. Vendrán de nuevo
los jinetes del relevo.
Modesto Caballero Ramos

Los Jinetes del Relevo. Estoy de brazos cruzados y una luz por los estrados me dice que estoy de nuevo en un claustro donde el evo se reputa jaula rota; estoy triste, se me nota, una voz me lo repite desde dentro, se derrite la estación bajo una bota de liminal tesitura, mi risa ya no regresa, hay una suerte de espesa niebla donde la altura se confunde en la negrura de la espalda de los astros.

En la faz de los camastros donde las líneas de un foco se revuelven, hay un loco ruido que no deja rastros.

Se supone que me vaya, aunque sin saber a donde.

Una lágrima se esconde de un suspiro que se calla, en mis dedos vibra, estalla la quietud del infinito, de pronto me sale un grito que se pierde, ya no hay eco, ya no hay luz, ya no hay un hueco donde ocultar este escrito, y el ignoto testamento queda huérfano, sin piel, tinta y letra sin papel, sin palabra un pensamiento.

Queda acá el presentimiento como una brisa desnuda.

Un fantasma que me ayuda se remonta al otro lado del espejo.

Lanzo un dado, cae un seis.

La noche muda su domicilio a la par, me detengo, encuentro un signo que dice mucho, un maligno presentimiento al entrar dice que en este lugar ya hubo otro antes que yo y que así como pasó ese silencio, me iré, ¿Cuándo? Eso yo no lo sé, el signo no lo explicó…

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