viernes, 22 de agosto de 2008

Sucedió el año pasado, Parte III


VIERNES:


El idilio que acababa de nacer pasaba de ser un mal chiste a algo muy serio, podía notarse esto en la manera tan enfermiza en que Ana se arreglaba ese día, es que había un resquicio del jueves que la tenía como poseída, la vislumbre del chico pistudo, el cabrón billetudo, choco pero platudo, tiene que regresar a la tienda, se repetía la chica mil veces, tiene que regresar, se lo repetía murmurando como un mantra sagrado mientras se peinaba, se despeinaba y se repeinaba, y luego se probaba una y otra y otra ropa interior, quien sabe que pensaba mientras lo hacía. A pesar de todo llegó bien temprano al trabajo y se la pasó toda la mañana tronándose los dedos cada quince minutos y cambiando su chicle cada vez que perdía sabor, debajo del mostrador había un tapiz entero hecho con chicles masticados, ni siquiera salió a comer, no fuera que llegara el patojo y ella no estuviera, no bebía agua por no tener que ir al baño y no desprenderse del mostrador, se hicieron las diez de la mañana y nada, las once y nada, las doce, la una, las dos, las tres y nada… cinco menos cinco y unos anteojos con un nerd por detrás irrumpieron en el centro comercial y se acercaron al mostrador donde estaba Ana, ella no resistió y sin pensarlo se arrojó sobre su cuello y le besó la mejilla, John Juan Giovanni retrocedió un poquito por la impresión y se sacó de la chaqueta un boleto, puedo jurarles que por una fracción de segundo el boleto brilló igual o un poquito más que los ojos de Ana, era un concierto para esa misma noche, ¿Quién se presentaba? Era lo que menos importaba, lo que valía era él, su pisto pues…
Sobra decir que ese concierto duró muy poco, y la noche se hizo tan larga, el viaje en limo hacia el auditorio y de ahí al hotel y la estadía en el balcón desde donde la vista inolvidable de los fuegos artificiales le daban un cariz mítico a cada caricia, a cada beso, a cada cosquilleo, ella no se detuvo ni tuvo miedo pues ya sabía de lo que trataría la escena final de aquella noche, él en cambio hacía por inventar una destreza que no tenía y de poner en práctica todo lo escuchado, claro que fue un fracaso, pero bueno, era año nuevo, lo demás no importaba.

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