XXV

Manché tu piel con tinta igual que ayer,
la diferencia es que hoy no soy el mismo,
mañana talvez otro con cinismo
la mancha, piel y tinta podrá ver.

Tu piel con besos táctiles profano,
la tinta nos quitó la pulcritud,
la libertad gozó con plenitud
la mancha, piel y tinta de tu mano.

Espectros de parcial nocturnidad
en inmortales calles que palpitan,
mientras que poco a poco se marchitan
la mancha, piel y tinta sin piedad.

Estanques de vacío en una fuente,
la mancha, piel y tinta de mi mente.

El sol no espera...

El sol no espera, la lluvia a veces, pocas veces.
La luna busca joderme los planes,
Por eso le escupo el rostro.

Me estoy palideciendo,
Soy el mar y la luna llena me retuerce los intestinos.

Miro de lejos la marca de mis mareas mientras vomito espuma.
Voy a deshacer tus minúsculos cangrejos,
A tragármelos solo para procesarlos
Y tirártelos en la cara.

El que ríe al último ríe mejor.

La Gran Excepción

Tú, la gran excepción
O la generalidad manifiesta
En una sola persona.

De pronto te vas, te hacés más general
Más excepcional…

Tú y tu voz melancólica
Tus respuestas sin preguntas,
Tus miradas sin respuesta.

Tú, la gran excepción
Causa de mis latidos heteromorfos,
Heterosónicos,

Me alegro no tanto de verte
Sino de darme cuenta de que realmente existís.
He elegido el peor momento y el peor lugar
Para verificarte,
La vida y las circunstancias,
No podía haber sido peor,
Pero la luz en las tinieblas resplandece,
En un campo divino
No te habría reconocido.

A veces no se si fue bueno o no
Estar conciente de tu existencia.

Los Ases Perdidos

Verte como a través de los cristales rotos,
Me obligo a mí mismo a corregir los espectros
Y el camino con todo y sus virajes obligados
Se vuelve largo y monótono.

Hay una apariencia de realidad en el vacío
De las cosas que ya tomamos,
No hay explicación que satisfaga mis dudas
Cada vez que miro tu fantasma.

Verte de espaldas, tan indiferente,
La muestra innegable de mis crisis.

Surgen los caos, las atrocidades simples y los sinsentidos
Cada vez que abrís la boca
Y percibo tu voz.

He roto las ventanas yo solo
Con mis propias manos
Aunque ya sangraban.

Los ases perdidos y las fracciones de segundo.

Callar obligatoriamente,
Reír obligatoriamente,
Para evadirte…
Obligatoriamente.

XVII

Esperé tu respuesta la noche entera,
La madrugada me halló angustiado tratando de adivinar
Lo que en tus ojos encontraría.

Llegada la mañana fue la incertidumbre mi dueña,
De mis ideas me hice preso, de vanas suposiciones esclavo,
Traté de adivinar lo que de tus labios oiría…

Esperé tu respuesta la noche entera
Mientras el viento silbaba tu nombre en voz baja,
Hallé tu rostro en el cielo y tus besos en el agua,

¿Cual será amor mío la respuesta que me darás?,
Pues más que la noche, fue toda mi vida la que pasé esperando,
Por tu mirada, por tus caricias, por tus besos,
Por tu fragancia, por tu cariño, por tu calor,
Por tu respuesta…

Esperé tu respuesta la noche entera…

Te tengo en una canción

Te tengo en una canción
cuya letra no recuerdo,
en la locura de un cuerdo
existes con precisión…
Te tengo en la sensación
de una soledad fortuita,
En una rosa marchita,
en una hojarasca muerta,
en el quicio de mi puerta
mi canción te necesita…

Te tengo en una canción
que no tuvo melodía,
en el ocaso de un día
existes con mi pasión…
Te tengo en la fijación
de mi mente en una idea,
mientras mi alma se permea
con la luz de tu presencia,
y es amor la quintaesencia
que aún ausente te recrea…

Te tengo en una canción
fuera de tono y de ritmo,
te tengo en un algoritmo,
te tengo en una ecuación
eres tú la solución
y el problema en misma vez,
De tu mirada a través
me hallo de nuevo extraviado,
en un astro estoy varado
cuando en mi luna te ves…

Te tengo en una canción,
te tengo en sonidos mudos,
de las espadas y escudos
te tengo en mi decisión…
Te tengo en una visión
de luces tornasoladas,
Te tengo en las anheladas
imágenes inconcientes
que surgen en complacientes
murmullos de mil almohadas…

Versos viejos viejos

Extranjero entre extranjeros,
una uva entre cien mil,
eso soy en un redil
de borregos prisioneros…
Mi nombre es de los primeros
Que habrás de enviar al olvido,
Igual, no tiene sentido
reparar en quien de paso
ocupa el triste pedazo
del pueblo en que estoy perdido

Extranjero entre extranjeros,
ciudadano de la tierra,
tierra roja, tierra en guerra,
tierra enferma por dineros…
Un balance, los postreros
del desastre que ya viene
pues el tiempo no detiene
lo que está determinado
¿Qué más da lo ya pasado?
¡Que el futuro se enajene!

Extranjero hasta en los sueños,
y sin ellos, triste muerto
como un barco va sin puerto,
como un mundo sin sus dueños…
La fogata arde y los leños
nos estamos consumiendo,
sueños, vidas que corriendo
nos invitan a sentirlas,
de granadas, las esquirlas,
de rupturas, el remiendo

El eclipse, sol y luna
en copula celestial,
ya nada será igual,
salir del capullo en que una
serpiente se vuelve duna…
trocar el dolor en fieros
impactos de mil aceros
de espadas, de desengaño,
saber qué soy no hace daño…
Extranjero entre extranjeros…

un soneto

Debajo de la noche tu sonrisa
se funde con rumores espectrales
que llenan las quietudes nocturnales
mientras que tu presencia se eterniza…

Aroma que en el viento se desliza,
te encuentro en mis auroras celestiales
y siento traspasar los ventanales
del cielo en un suspiro que me hechiza…

Y tengo con tu nombre un sortilegio,
un pálpito y un grito asesinado
que no saldrá al oír del mundo entero…

El dulce repicar que en un arpegio
permite de tu boca ser captado
fue mío y fue también del cenicero.

Eres...

Eres la fotografía de una noche vestida de blanco,
La luz en el cubrecama del domingo con dos almohadas,
Una taza de café sin fondo

Queda de tu sombra la parte solitaria que se pierde a media luz,
Guardo con tu letra las palabras que escribías para ti misma
Y la marca de un garabato de tu lápiz sin borrador

Me siguen tus sueños como linternas en una ciudad muerta,
Se empañan mis anteojos con el vapor que al tocarme se hace tu aliento,
Eres el mástil de la cruz en que yo solo me he crucificado,
Te tengo en mis labios como nombre, como suspiro y como beso

Sigue en suspenso la respuesta para la que no hay pregunta
Y un verso que nace como nacen los insomnios se quema antes de nacer
Tu voz se pierde en la silueta de mi soledad
Eres la radiografía de una noche desnuda de estrellas

VIII

Te sepulto con mil letras que hábilmente saben escabullirse de entre mis dedos

Y con las palabras que forman del caos una obra,

te haré inmortal en mi alma.

Haré con papel una lámpara que me guíe,

Haré con tinta, un angosto sendero que a ti me conduzca,

Haré con tu aliento un carruaje que me transporte

Y tu corazón será mi destino,

En mitad del mar en que mis sueños se convirtieron,

La barca de mi amor casi sucumbe a las tormentas,

Al viento, a la inclemencia, al torbellino de tu indiferencia,

Y si el mástil de mi nave se yergue aún, yo navego…

Llegué al desierto de tu ausencia,

Donde el alimento de tu mirada me hizo falta

Y deshidratado de tus besos, en la nada espejismos vi

Y sentí tu piel y tu calor aunque ya no existías más…

Otra de las Ostras

Puedo sentir en mi oído la cosquilla de tu voz

Y en mi pecho llevo aún el calor de tu presencia

De mis manos las huellas en tu espalda has de llevar todavía

Y en tu cabello, mi aliento enamorado te acompaña

Del ayer presté recuerdos que hoy valoro tanto

Del ayer tomé ilusiones para colgar en mi alma

Para darte mañana un corazón que de amor conoce

Para hacerte sentir mujer, amarte, ser tuyo y tu mía

De la noche me traje un sueño y lo hice vida en ti

De la mañana robé esperanza para confiar en que volverás

Y aunque en otra piel te encuentre yo se que te amo

Que eres el alma que siempre he amado, mi amor, mi vida

Robare de la luz una chispa y ella será tu morada

Mi aliento será la atmósfera que dará vida a tu alma

Entregaré de mi ser la vida para darte alegría

Y de ti tomaré el corazón para hacer ahí mi casa

De las Ostras

Tus dedos manché con tinta y tu piel colorada quedó
Mi pluma derramó en mi mano su sangre y tomé tus dedos
Y los besé y la amarga tinta mis labios castigó

De mis letras el papel se hizo dueño
Y el beso de la tinta se fijó en tu mano
Muchos versos que en el éter quedaron
Se pegaron a tu piel y nunca nacieron

Las palabras que mi mente concebía
De las ideas que en mi corazón flotaban
Se perdieron en la nada pues mi pena ya no eran las letras
Sino tu piel que me culpaba por la sombra que en ella quedó

En mi alma quedó impresa la mancha
De aquella tinta que me hiciste derramar un día
Aquella que de mis dedos aún destila
Y se convierte en letras, en arte, en amor, en poesía…