lunes, 10 de enero de 2011

XLV

Es cierto que noté que eras distinta,
que quise de tus manos sujetarme
para no sucumbir a este desarme
de llanto, de papel, de letra y tinta…

Es cierto que te quise en la sucinta
liturgia de un adiós, nunca te alarme
decir que sí pudiste recordarme
mas no quisiste darte a necia finta…

Pero, ¿Qué importa? No te vi tampoco,
no guardo ya tu voz en mi memoria,
ni tengo de tu tacto una caricia…

El sol de un día ha de encontrarme loco,
igual que siempre tu y mi tonta historia
serán causal de mi razón ficticia…

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