Una mañana cualquiera en cualquier casa del centro, estaban todos adentro pues lloviendo estaba afuera, y llovió la noche entera, llovió toda la semana y ahora la gente se afana pues no puede trabajar, y ¿quien pudiera negar que esa lucha no se gana?.
Un padre mira la tele y su hijita le molesta “Porqué mejor no se acuesta, es temprano” piensa, es que’le jode y a veces le duele la pregunta que ya sabe que talvez no sea tan grave, el se espera y aun aguanta:
–Una duda que me espanta hace que mi sueño acabe…
El padre queda en suspenso:
-Los niños ¿vienen de donde?
Esa duda no se esconde y a cualquiera pone tenso, es que un tácito consenso entre padres los absuelve, pues su ignorancia revuelve misterio y vulgaridad, tema serio de verdad y la duda los envuelve.
-¿Qué te puedo yo decir? A tu madre ve y pregunta.
La compañera de yunta vino al rato a debatir.
-No le puedo yo mentir, pero la verdad se escapa a su edad, la niña guapa cuatro añitos tiene apenas, cuando crezca tendrá penas, no le mataré esta etapa.
-¿y entonces…?- el padre arguye –no podemos ignorar que esa duda se iba a dar, pues perece que ella intuye, es cobarde el que rehuye a buscarle una respuesta a esa duda que está puesta en esa mente infantil, llama a la maestra Gil, a ver que es lo que contesta.
-Pero ¿ella que culpa tiene?
-Entonces díselo tú
Mami llamo a la gurú quien sin dudarlo ya viene.
Hablar de vulva y de pene no debía ser problema,que otro se ocupe del tema, mejor si es una maestra.
Esta lección nos demuestra que hay que romper el esquema.
Bajo aquellos aguaceros llegó la maestra mojada, la ayuda solicitada de estos padres tan sinceros. No eran estos los primeros en verse en tales dilemas.
Uno de tantos problemas de esta maestra paciente era esta niña sonriente, sus preguntas y sus temas. La duda que ella tenía, de principio evidenciaba porque no se sonrojaba, era algo que ya sabía, sabía de donde venía por la tarde su hermanito, al igual que el vecinito, sabía la pequeñuela que el venía de la escuela de regreso y cansadito.
Entre risas celebraban maestra y padres la ocurrencia, no ha atentado a su inocencia como ellos se preocupaban. Tranquilos todos estaban pues la historia terminó.
A la noche despertó, y a su papi fue la nena
-Dime niña, que te apena
-Papi, ¿Cómo nací yo?...
Un padre mira la tele y su hijita le molesta “Porqué mejor no se acuesta, es temprano” piensa, es que’le jode y a veces le duele la pregunta que ya sabe que talvez no sea tan grave, el se espera y aun aguanta:
–Una duda que me espanta hace que mi sueño acabe…
El padre queda en suspenso:
-Los niños ¿vienen de donde?
Esa duda no se esconde y a cualquiera pone tenso, es que un tácito consenso entre padres los absuelve, pues su ignorancia revuelve misterio y vulgaridad, tema serio de verdad y la duda los envuelve.
-¿Qué te puedo yo decir? A tu madre ve y pregunta.
La compañera de yunta vino al rato a debatir.
-No le puedo yo mentir, pero la verdad se escapa a su edad, la niña guapa cuatro añitos tiene apenas, cuando crezca tendrá penas, no le mataré esta etapa.
-¿y entonces…?- el padre arguye –no podemos ignorar que esa duda se iba a dar, pues perece que ella intuye, es cobarde el que rehuye a buscarle una respuesta a esa duda que está puesta en esa mente infantil, llama a la maestra Gil, a ver que es lo que contesta.
-Pero ¿ella que culpa tiene?
-Entonces díselo tú
Mami llamo a la gurú quien sin dudarlo ya viene.
Hablar de vulva y de pene no debía ser problema,que otro se ocupe del tema, mejor si es una maestra.
Esta lección nos demuestra que hay que romper el esquema.
Bajo aquellos aguaceros llegó la maestra mojada, la ayuda solicitada de estos padres tan sinceros. No eran estos los primeros en verse en tales dilemas.
Uno de tantos problemas de esta maestra paciente era esta niña sonriente, sus preguntas y sus temas. La duda que ella tenía, de principio evidenciaba porque no se sonrojaba, era algo que ya sabía, sabía de donde venía por la tarde su hermanito, al igual que el vecinito, sabía la pequeñuela que el venía de la escuela de regreso y cansadito.
Entre risas celebraban maestra y padres la ocurrencia, no ha atentado a su inocencia como ellos se preocupaban. Tranquilos todos estaban pues la historia terminó.
A la noche despertó, y a su papi fue la nena
-Dime niña, que te apena
-Papi, ¿Cómo nací yo?...