jueves, 7 de julio de 2011

II

Simplemente simple,
simplicidad del sentido y del qué...

Herido sin pasar por la batalla,
borracho sin pasar por la botella,
soy la parte indómita del silencio obligatorio,
el silencio poblado de lágrimas...

Torpemente torpe,
torpeza del sinsentido y del quien...

Oculto delincuente con el dolo,
y el iter criminis palpitante en el lodo,
soy el tenue sonido del piano que rebota
contra las esquirlas de tus sueños roídos...

Soy el puente sobre el agua turbulenta
y la execración de tus pasos,
la luz callada de un faro verde,
la banca solitaria, con una guitarra
sembrados para provocar tu risa.

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