Elogio de un cuerpo Ajeno, III

La nariz

Encanto que da a tu faz
el gesto
que en una arruga coquetea conmigo.
Fuga de encanto estelar,
Solaz,
En tanto
que tu me das un beso,
la suave torre murmura
mientras recorre los trazos de mi mejilla,
luego viene la cosquilla y el tiempo para,
no corre.

Ya se acerca el mes de abril

Una celebración muy concurrida la del sábado recién pasado por el día de la poesía, en la Biblioteca Walt Whitman del Instituto Guatemalteco Americano. Un abrazo a La Andariega, Barbara Calderón.

II. Las cejas

Un marco de simetría que compendia mi ilusión,
dos plumas
de un ave con nostalgia y con alegría,
con música,
con poesía,
con aire de un no saber.

Sobre tus ojos al ver se adivina el pensamiento
con el simple
movimiento de dos líneas de tu ser.

ELOGIO DE UN CUERPO AJENO Parte I

"...Entre labio y labio cuánta dulzura guarda mi boca abierta al beso..."
Se enfoca este verso que me encanta a la pasión que se canta al propio cuerpo y es bueno procurar en un sereno verso, la auto-descripción, mas yo traigo esta versión:
ELOGIO DE UN CUERPO AJENO

...Entre labio y labio cuánta dulzura guarda mi boca abierta al beso...
Alaíde Foppa

I. Los ojos
Almendras,
hijas del sol vestidas con miel de abeja,
tu mirada es una queja y un grito
que sin control me acusa.

De tornasol
la imagen se vierte en sueños,
tus parpados
son los dueños de tus estrellas gemelas,
dos hermosas centinelas
con encantos caribeños.

Séptima Avenida

Séptima avenida,
calle del recuerdo,
me estás ocultando tu triste canción,
pretendes llevarte mi desilusión
y entre más intentas,
más lejos me pierdo…

Séptima avenida,
callejón izquierdo,
invítame esta noche a tus ventanales.

Séptima avenida,
calle de mis males,
déjame aquí,
y que ya nadie me persiga,
tus focos de luz negra,
negra enemiga,
la noche no se irá,
vive en tus quiciales…

Séptima avenida,
calle del ayer,
hielo de mis huesos,
brillo de dos ojos,
pálpito,
desolación,
¡cuántos despojos!
Luces,
una vida
y besos de mujer…

Séptima avenida,
calle rosicler,
existes solamente un día a la semana.

Séptima avenida,
calle de mañana,
no existes,
eres ilusión,
un engaño sin motivo aparente,
eres el empaño del cristal en el sonar de una campana.

Novena calle

Rampa de bajada la novena calle,
lúdico detalle,
silente mirada,
la luz filtra
cada susurro perdido
y el tiempo vivido se esconde
en las grietas de asfalto
en secretas manchas del olvido

Sexta Avenida

Canal donde navegan
los millares de pasos sin tener destino,
medio que se vuelve final,
ruido de tedio,
arena que se pierde entre los mares,
estado de vacío,
piel de Antares con ropa de domingo.

¿Dónde vas Sexta Avenida?
¿Quién corre tu faz?
Persigo tus señales sin motivo,
camino,
corro,
vuelo,
sueño,
vivo,
perdiendo entre la Sexta
el antifaz.

Parque Central

Espera de una ciudad perdida,
llanto de pasos,
herida y huellas,
tus brazos de piedra,
tu eternidad,
tu salud,
tu enfermedad,
tus bancas,
tu graderío,
estación,
metro vacío,
constelación de un farol y una cuadra,
baja el sol para abandonarte al frío.

Tus lágrimas
en la fuente que con el viento me besa,
tus ecos,
campana que reza,
tu palacio verde en frente,
tu voz,
callejera gente que mastica sin comer,
tu alfombra
en piedra de ayer que es
el manto sideral donde estás
Parque Central,
campo de alma en alquiler.

Mercado Central

Hoy,
Mercado Central,
caminé
por tus pasillos de lenguas extrañas,
grillos de madera,
de metal,
de barro,
de luz natal.

Tus pétalos ambulantes,
tus manojos,
tus danzantes y majestuosos colores,
conspiran
con los sabores
de los granos incitantes que nacieron
en lejanas serranías
hoy…

Mercado Central,
pueblo conformado por tantos pueblos,
tus canas son canastas,
tus mañanas son epifanías de ayer.

Tienes alma de mujer,
tienes alma sin edad,
Mercado,
tu centralidad es el misterio
en tu ser.

Octava Calle

Subo
por la octava calle,
lo mismo que todo mundo,
cuatro pasos
por segundo,
del trajín
son un
detalle.

Vereda,
final de un valle
donde un rebaño converge.

Estación
que se sumerge en un bus,
en el portal,
en la sexta,
en un ritual
donde
el chapinismo
emerge.

Décima Avenida

Puente eterno
que existes sin que algo
esté debajo.

Décima avenida,
Atajo que me llevas
desde tristes suburbios
a calles tristes.

De la Martí
al Mateo Flores conduces,
los ascensores
(que se llaman buses)
tienen pegado tu nombre,
vienen dejando en ti
sus rubores…

¡Adelante Chile!

Ya han pasado dictaduras,
ya han pasado otros estíos,
males por caminos fríos
ya les dieron desventuras,
horno fue y sin quemaduras
vieron tiempos ya serenos
ya vendrá el sol donde buenos
tiempos el mundo dará,
¡vamos! adelante ya
por los hermanos chilenos.

Por Chile

Al igual que los hermanos cubanos, nos solidarizamos con el pueblo chileno en estos momentos de tragedia y de dolor que nos sacuden a todos como familia latinoamericana.