Estoy ya al límite de mis fuerzas, toda la vida he pensado que los capitalistas y los terratenientes son unos vividores, hijos de perra, aprovechados de la necesidad y del hambre de un pueblo entero, la semana pasada me quedó mas que claro que esto es así, un amigo mío fue asesinado, el escuirrel le decíamos de apodo.
Alfredo Fajardo se llamaba, nació en El Progreso hace como 30 años, tenía la maña de pelar los dientes de enfrente cuando se reía y como tenía ojos chiquitos que se miraban mas chiquitos todavía detrás de sus lentes pasaba mas por ardilla que por conejo, por eso le quedó de apodo el escuirrel, pues el escuirrel era contador acá en la automotriz donde trabajo, resulta que aquel vio muchas jugadas raras, despidos extraños, a veces era por puro pleito de intereses, asuntos de proveedores contra empleados, la cosa mas rara que aquel me contó, supongo que la razón por la que aquel se fue, es que había una empresa de envíos por mensajería que facturaba muy alto, en total en lo que iba del año de enero a mediados de octubre ya había cobrado unos sus tres millones, muy exagerado para un correo que se mueve dentro del país únicamente, la cuestión es que la empresa era propiedad de uno de los socios dueños de todas estas empresas, un señor Kruger. El escuirrel cometió la burrada de comentárselo a su jefe que era culebrón con el viejo ese de la mensajería, pues a los días echaron a aquel, eso fue hace como unos seis meses.
Aquel se fue muy molesto pues no le parecía que por una cosa así lo echaran, a mi me consta que aquel era un buen trabajador, no era tan peluche como otra mara, la cosa fue que de lo mascado que andaba quería demandar para que lo restituyeran, yo le aconsejé que mejor buscara chance en otro lado, no es buena idea meterse a clavos con esta gente, no se si bueno o malo, la cosa es que me hizo caso y consiguió chance en una empresa de transporte que era propiedad de los mismos socios dueños de esta automotriz, seguro que vio otras cosas que no muy con aquel, algunas veces platicamos y me contó que le molestaba ver que los empresarios echaban a la gente así por así y nadie parecía importarse de que esa gente tenía familia y necesidades, vino el bruto y se puso a formar un sindicato, al tiempo ya no supe nada de aquel hasta que me contaron la semana pasada que lo habían matado.
Da cólera ver que hagan eso, aquel era joven, se parecía un cacho a Oliverio Castañeda, hasta los lentes tenía el baboso, y lo mataron donde mismo, ahí por el pasaje Rubio en la 9ª Calle, que fue por asaltarlo dicen, como si uno fuera tan pendejo.
Que me perdone el escuirrel pero yo creo que hay que ser bruto también para que a uno le pase eso, cierto que acabamos de firmar la paz hace doce años pero eso no quiere decir que no se pueda “desfirmar”, después de todo los intereses son los mismos, los que pueden son los mismos y los que tienen que aguantarla seguimos siendo los mismos…
… al menos ahora se puede hablar de esto.